domingo, 13 de septiembre de 2015

21 DIAS EN ALTA MAR

21 DÍAS EN ALTA MAR

Hoy hace 21 días que zarpamos de Santa Cruz, Islas Galápagos. El océano ha estado tranquilo, dicen los marineros que éste es el pasaje más largo pero también el más placentero de nuestra ruta hacia Nueva Zelanda. Los alisios soplan moderadamente en esta época del año desde el continente Sudamericano hasta prácticamente la mitad del Pacífico Sur y la corriente ecuatorial del Sur navega en la misma dirección. Por eso se eligió esta ruta de navegación y no otra, que las hay, más al sur o más al norte. Además, la del Norte en esta época del año se ve afectada por los huracanes, este año han tenido 3 simultáneos, Kilo, Ignacio y Jimena; una cosa inaudita.
Nosotros hemos navegado con viento de través y largo, evitando a toda costa el viento de popa, ya que este barco no navega bien en ese rumbo. No tenemos spinaker ni tangón para el génova por lo que hubiese sido una pesadilla navegar de popa con las velas cambiando de banda con cada ola, además de que podíamos haber sufrido alguna rotura, otra cosa que es siempre mejor evitar cuando se navega tan lejos de la costa. Para evitar esos vientos directos de popa estuvimos navegando siguiendo la línea del Ecuador por un tiempo y luego, progresivamente, hemos ido cambiando el rumbo más hacia el sur. Apenas nos quedan 230 millas para llegar a nuestro siguiente destino, la isla de Nuku-Hiva, Islas Marquesas, Polinesia Francesa.
La travesía como digo ha sido tranquila y placentera, cuando te acostumbras a la rutina de las guardias, los días pasan rápido, si no escribes todos los días al final no sabes en que día estás. Para mi esta parte del viaje era la más importante y la que más miedo me daba, 3000 millas a vela son muchas millas y cuando viajas con gente sin demasiada experiencia, esto puede convertirse en un problema. Ni siquiera yo sabía como reaccionaría tantos días en alta mar, después de todo, las travesías en el Mediterráneo pueden ser traicioneras pero no duran muchos días, el Mediterráneo es un mar relativamente pequeño, si lo comparas con el Océano Pacífico, "The Real Ocean" como ya le he oído decir a más de un marinero en este viaje. Los peligros son múltiples, desde una rotura hasta chocar con container a la la deriva, un tronco de árbol, o una ballena dormitando...El caso es que, a pesar de todo, he disfrutado mucho de cada uno de los días. Escribo un diario, he leído varios libros (cosa que nunca tiempo de hacer cuando estoy en la civilización), hago ejercicio como puedo con el TRX en la cubierta, reflexiono y estoy aprendiendo a meditar, despacio, pero sin perder el paso.
Cuando estás tan lejos de tierra tanto tiempo todo se relativiza, el tiempo no tiene mucha importancia excepto para saber cuando estás de guardia, el mar es una basta superficie que lo rodea todo y que puede engullirte en cualquier momento (un día que pescamos me caí al agua llenando un barreño de agua y fueron los 4 o 5 minutos más largos de mi vida hasta que volvía a subir a cubierta, hacia dos días habíamos visto un tiburón merodeando al rededor del barco, imagínate, me pasaron por la cabeza todas las escenas de tiburón una detrás de la otra...que mal..). Las estrellas son un espectáculo, estos últimos días sin luna han sido los mejores para ver todo tipo de fenómenos naturales como plancton bioluminiscente, medusas, estrellas fugaces, aerolitos (o basura espacial) que cae desde la atmósfera... También nos han visitado delfines de varios tipos y calderones, las visitas han sido cortas pero, como siempre, muy bienvenidas.
Por lo demás el viaje ha sido bastante tranquilo y sin altercados, por una parte con ganas de llegar y ver los archipiélagos volcánicos y por otra con ganas de seguir navegando.
Algunos días me levanto con morriña, echo de menos mi vida en Murcia, aunque no la precariedad de la situación económica en España, donde no se me permite trabajar con un sueldo digno y por la que he tenido que emigrar por un tiempo que todavía me es incierto. Me acuerdo de los paseos por la playa con Amelie (a la que echo mucho de menos), de las reuniones familiares, de las tardes en la huerta con los bonicos y las bonicas, de los vinos en Cartagena con Arturo y Marta, las regatas y los moniwoles, en fin...un besazo a todos.

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